Marka y el Tata

Inicio  /  Marka y el Tata
Marka y el Tata

Todo comenzó el año 2017 aproximadamente. Era un momento difícil para mi, empezaba a sentir que algo faltaba. Me negaba a creer que la vida fuese solo estudiar para después trabajar, tenía más para entregar, pero también tenía miedo. Mi cuerpo y mente me pedían desarrollar esas habilidades que estaba dejando de lado por seguir un camino que ya estaba trazado, solo que aun no lo sabía. 

Era inseguro y creo que nunca antes había logrado algo importante por mi mismo, así que no sabía como se sentía la sensación de esforzarse por algo hasta las lagrimas y después alcanzarlo... una sensación que más tarde me mostraría de lo que realmente soy capaz, de lo orgulloso que me puedo hacer sentir si doy mi vida por algo y que se plasmaría en el sello de lo que quiero transmitir en mi trabajo.

Fue un momento de soledad -por motivos en los que no ahondaré aquí-, creo que siempre fue a lo que más le temí, la soledad, y ahí estaba frente a mí y yo sin saber que hacer para sacarme ese nudo del estomago que me invadía el día, todos lo días. Nunca imaginé que la soledad y el malestar que sentí en ese momento sacaría lo mejor de mí. 

Tuve que empezar a vérmelas por mi mismo y, acostumbrado a estar siempre rodeado de personas, no sabía como empezar. En la búsqueda por encontrar algo que llenara ese vacío encontré muchas de las pasiones que hoy en día le han dado sentido a lo que soy. El deporte, el estudio, el cariño de mis cercanos, la entrega por lo que amo y los que amo, el valor de atreverse y, evidentemente, el grabado a buril, la herencia más importante que mi abuelo me pudo entregar.

Este oficio esta lleno de dificultades. Comencé a aprenderlo sin saber muy bien en que me estaba metiendo y creo que en parte eso me ayudó a seguir desarrollándolo, quizás si hubiese sabido lo difícil que iba a ser, me hubiese rendido antes de intentarlo, a veces la vida es misteriosa y eso me gusta, me ha hecho abrazar esa incertidumbre que en otro tiempo me paralizaba. La paciencia, la tolerancia a la frustración, el goce de ver un trabajo bien hecho, el interés por descubrir más de algo que desconozco y, por sobre todo, el compartir un vínculo tan importante con el tata como lo es el de mantener su herencia, que estaba por extinguirse no solo dentro mi familia, si no que dentro de Chile.

El tata fue un gran grabador de su época, su padre comenzó a enseñarle este arte a los 13 años para que lo ayudara en el taller, era su única opción de un trabajo que aspirara a una relativa mejor vida. De a poco fue aprendiendo más y más, a interesarse más por la técnica y desarrollar su propio estilo. Al final el tata, en busca de mejores oportunidades, se fue a parar a la casa de moneda, presentándose como grabador sin nada más que unos cuantos grabados que había hecho. Lo aceptaron, pero con el sueldo más bajo, obvio. Eso no lo desanimó, el tenía un sueño al igual que yo tengo uno ahora y tener un sueño puede hacer que hagas las cosas más increíbles, solo un sueño puede hacer que hagas algo que creías imposible para ti, solo teniendo un sueño es como realmente puedes conocer quien eres. Ese sueño lo llevó a ser jefe del departamento de grabado de la casa de moneda y a realizar obras que me han dejado sin ninguna palabra, solo orgullo y gratitud de haber tenido la oportunidad de ser su discípulo. 
 
"Si vas a hacer algo, se el mejor"
, el tata siempre repite esa frase y siempre me pareció demasiado ambiciosa, sobre todo cuando me comenzó a carcomer, yo no era el mejor y veía esa meta muy lejana. Hoy lo pienso distinto, quizás lo estaba tomando muy literal y si se me permite modificarla, yo diría: "La única forma de alcanzar algo que te importa, es dar lo mejor de ti, lo demás es cosa del destino".