Mis buriles son mis fieles compañeros en la creación de cualquier obra. Estas pequeñas gubias de acero templado son las que me permiten, poco a poco, ir tallando el metal hasta obtener las piezas que ven en mi catálogo.
Algunos de ellos han sido heredados y tienen mas de 40 años. Me hacen imaginar todos los trabajos que han cobrado vida gracias a estas pequeñas herramientas metálicas que han vivido más tiempo que yo.
En este momento debo contar con cerca de 30 buriles distintos que me permiten lograr los detalles que requiere el arte de plasmar lo que tengo en mi mente, en el metal. Algo desafiante pero singular.
Cada pieza que sacas de tu mente y materializas, es algo único en la historia de la humanidad. Nunca nadie ha hecho, ni hará en tiempos venideros una pieza igual a la que creaste, es una singularidad, algo irrepetible. Esta idea me ha hecho ver lo que hago de una forma completamente distinta, ¿Cómo es posible que tengamos algo tan único frente a nuestros propios ojos y no nos llene de asombro?.